jueves, 9 de mayo de 2019

Pagando su deuda en la discoteca

Cuando fue a pagar las copas que se había tomado, se dió cuenta de que no llevaba su cartera. ¿Se la habían robado o se la había dejado en casa? No estaba seguro. Pero el dueño del club quería su dinero. Le ofreció un trato a cambio de no llamar a la policía. Subastarían su ropa entre los asistentes, y con ello pagaría su deuda.

Las normas eran claras. Si alguien ofrecía dinero por alguna de sus prendas, aunque sólo fuera un céntimo, tendría que entregársela. Deseó con todas sus fuerzas que nadie quisiera sus calzoncillos. Por supuesto, no fue así. Tuvo que quitárselos, en el escenario, frente a todos, soportando sus risas y comentarios mientras grababan su humillación con sus teléfonos móviles.

Tras varios minutos siendo exhibido completamente desnudo, finalmente le permitieron marcharse. Eso sí, con el culo al aire.



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