- ¿Por qué me quita la ropa?
- Quiero ver si llevas armas escondidas.
- ¡No llevo, se lo prometo! No soy un intruso, no pretendía entrar en sus tierras sin permiso. Soy amigo de sus hijos, ellos me invitaron a venir.
- ¿Ah, si? Eso tengo que comprobarlo. No te muevas de aquí.
El hombre se va, llevándose con él la ropa del chico.
Ahora el chico tenía dos opciones. Podía irse corriendo, y hacer todo el camino hasta su casa desnudo. O podía esperar a que el hombre volviese con sus hijos, y ser visto desnudo por todos ellos. Ambas opciones le parecían demasiado embarazosas...