A pocapixa le gustaba mucho salir en pelotitas a la calle con su minipito y vivir aventuras. Aunque le daba mucha vergüenza, no podía evitarlo.
Ese día era carnaval, y se le ocurrió salir a la calle completamente desnudo, pero tapado con una sábana como si fuera un disfraz de fantasma.
¡Era tan divertido! Podía ir por la calle prácticamente desnudo sin que nadie sospechara nada.
Cerca de allí, dos chicos malotes conversaban entre ellos.
- Que no tio, es una fiesta de carnaval, no podemos entrar si no vamos disfrazados.
- ¿Y de dónde coño vamos sacar un disfraz ahora?
- Mira ese. Podríamos hacer algo así, coger una sábana y disfrazarnos de fantasmas.
- Pues si. De hecho creo que cogeré esa misma.
- ¡Eh, tú! Dame tu disfraz, lo necesito.
- ¡¿Qué?! - dijo pocapixa sorprendido.
- Ya me has oído, dámelo.
- Lo siento, pero no puedo, es que yo... yo...
- ¡Que me lo des, joder! ¡Yo cojo lo que quiero!
- ¡Espera, nooooo!
- ¿Pero qué...? ¡¡Si va en pelotas!!
- ¡Jajaja! ¿Has visto que pito tan ridículo? ¡¡Es enano!!
- ¡Jajaja! ¿Y sales así a la calle con eso? ¿Acaso estás orgulloso de ese gusanito?
- Éste necesita una lección. Vamos, vas a aprender lo que es una polla de verdad y cómo tratarla.
Los chicos se llevaron a pocapixa a un callejón más discreto.
- ¡De rodillas, cerda! ¡Y tú, desnúdate y ponte a su lado!
- ¿¿Yo?? ¿Por qué?
- Porque lo digo yo y punto.
- Pero...
- ¡Que te despelotes, joder!
- Vamos, ahora chúpasela a mi amigo.
- Pero tio, ¿vas a grabarlo?
- Tranqui, a tí no te sacaré la cara, sólo a la cerda chupapollas.
- Uhm... Pues esto no está tan mal...
- Es que la cerda ha nacido para esto. Los minipitos sólo son protuberancias para mear, no son pollas. Y los que no tienen polla se mueren porque les dejemos jugar con pollas de verdad y darles placer. ¿A que sí, cerda? Sonríe a la cámara, vas a salir en Internet haciendo lo que más te gusta.